domingo, 24 de abril de 2011

Comunicación Política en Tiempos de Crisis

Señalaba recientemente Joan Subirats en un excelente artículo en El País la importancia que tiene para los poderes públicos establecer un relato coherente de su acción de gobierno, para que pueda ser entendida por sus partidarios y sea capaz de ganar nuevas adhesiones. Este relato, me atrevería a añadir yo, debe ser no sólo coherente, sino hasta cierto punto ilusionante y volcado hacia el futuro…
A la luz de esta afirmación, J. Subirats analiza con gran acierto el desbarajuste que, desde el punto de vista de la comunicación, están siendo los primeros meses del Gobierno de Artur Mas: mensajes cruzados e incoherentes de diferentes agencias gubernamentales, desmentidos variados, mala administración de los tiempos, etc. Actuaciones que han dado como resultado que la opinión pública saque la impresión, sin duda no deseada, de que el Gobierno de la Generalitat está haciendo lo de Robin Hood… pero al revés: introduciendo recortes en servicios esenciales (sanidad, educación, etc.) al tiempo que recorta impuestos a los ricos (supresión del impuesto de sucesiones, bajada del IRPF para las rentas más altas, etc.).
Pero el ejemplo catalán no es el único. A nivel nacional hemos visto un ejemplo quizá todavía más flagrante de desastrosa comunicación política: la del cambio de rumbo del Gobierno Zapatero. Aquí hemos podido presenciar los desmentidos, la sensación de improvisación y de un equipo superado por las circunstancias, el desconcierto entre las propias filas por atacar principios y políticas defendidas a capa y espada hasta un momento dado: una comunicación, en fin, tan caótica que amenaza con arrastrar al partido socialista a una catástrofe electoral sin precedentes…
Ambos ejemplos, no hacen sino corroborar lo que decíamos al principio: o el mensaje es claro y coherente y ofrece algo (una idea del futuro, una esperanza creíble) o la comunicación de la institución puede naufragar. Y muestra a las claras que la importancia de esta regla es todavía mayor en tiempos de crisis, en los que los poderes públicos han de pedir sacrificios a los ciudadanos y priorizar unas políticas públicas sobre otras. Como señala Subirats, el único modo de generar consensos es proponer un relato hacia el futuro, una idea de desarrollo de la sociedad que incorpore los sacrificios presentes como un paso de un futuro mejor.
Pero comunicar, claro está, no lo es todo en política: hay que actuar también… Pero sobre esto otro día.

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